Piedra de los sacrificios–Angel Avendaño

Los poemas que se escribieron al Machu Picchu sagrado se cuentan por centenares. Pocos, quizá ninguno, dice lo que Ángel Avendaño sí. La milagrosa construcción de nuestros antepasados inkas aún despierta fervor en quienes la contemplan y esto motiva a enaltecer y glorificar con ditirambos a la maravilla inkaica. Pero los versos de Ángel Avendaño la enaltecen de otro modo, con una sinceridad y un dolor que sólo un sentido cusqueño puede sentir y entender: «Te conozco Machupiqchu». Los versos dejan entrever una denuncia: lo sagrado hoy se torna en un mercado sacrílego. Nuestros santuarios y los vestigios de nuestros templos inkaicos son continuamente profanados y la grandeza de nuestra tierra yace vapuleada bajo un inagotable neocolonialismo. Hoy Machu Picchu no es lo que fue.

 

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